miércoles, 17 de diciembre de 2008

EXPERIENCIAS DE PADRE PRIMERIZO (I)


o RELATO DE LOS TRES PRIMEROS DÍAS
Padres que alguna vez fuisteis primerizos, futuros papas primíparos, sabéis o habéis de saber que siempre hay una primera vez para todo. Por ejemplo, para cambiar un pañal o para coger en brazos a un bebé, o para tratar de consolar el llanto torrencial del peque o para colocar el arrullo sin que parezca un paquete mal envuelto. Si algo deja claro estas primeras veces es: 1) que los niños no vienen con manual de instrucciones, lo que los hace maravillosamente impredecibles; y 2) que tú, en algún momento de la evolución, perdiste el gen de cuidar la prole, lo que nos convierte en absolutamente dependientes de las que conservan el gen. No pasa nada. Todo se puede aprender.
Ningún día en un bebé se parece a otro. Y hasta lo más trivial se convierte en los más interesante que ocurre en el mundo estos días. Todo es nuevo, para el niño y para los padres. Es un aprendizaje.
No tengo una mala impresión de loa primeros días de Adriana. a pesar de lo quejicas que podemos ser los papas, nuestros hijos pasan la mayor parte de tiempo dormidos. Su vida está entregada a dormir y comer, comer y dormir. Algo maravillosamente primitivo. Son las madres las que se convierten en su nuevo cordón umbilical; son ellas las que más tiempo dedican al recién nacido. La dependencia del bebé de nosotros es tan grande que los convierte en seres frágiles, tiernos, indefensos. Pequeños seres maravillosos.

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